“La congruencia pensar – sentir –actuar es generadora de confianza”
Para incentivar al personal en momentos de altísimo riesgo es importante considerar que la incertidumbre está relacionada con el futuro, por lo tanto no es posible tener todas las respuestas. Será importante entonces reconocerlo con humildad; tratar de “maquillar” la realidad no es la vía. Esto genera desconfianza y la audiencia puede interpretar que la organización le subestima.
Brindar atención al contexto emocional y apoyar a las personas para que gestionen sus estados emocionales de manera positiva, será un necesario ejercicio para que puedan replantear sus juicios y expectativas asociados a las situaciones difíciles y, desde esa nueva visión, re-enfocarse en la producción de cara a los objetivos organizacionales.
Si partimos de que la comunicación es un proceso sobre el cual se sustenta la vinculación de los seres humanos consigo mismos y con su entorno, estamos entonces haciendo referencia a un hecho fundamental que está presente a lo largo de nuestra existencia y que sucede independientemente de nuestra voluntad.
Se trata de un proceso vital que juega un rol central en todos nuestros ámbitos y en todo momento. Comunicarse entre personas, supera por mucho el conocido esquema emisor-mensaje-receptor-respuesta, que parece sugerir un camino unidireccional y que no se corresponde con la complejidad de los humanos: seres interpretativos con base en marcos de referencia individuales.
Entre muchos otros, hay un par de aspectos generales que es importante tener en cuenta en cualquier contexto: En primer lugar, el proceso comunicacional requiere preparación: objetivo claro, estructura definida, contenido y medios adecuados al destinatario y al objetivo. Finalmente, validar que el sentido e intención que se quisieron comunicar coinciden con la interpretación del destinatario, es el paso indispensable para que efectivamente haya comunicación.
Por otra parte, en cualquier relación, la congruencia pensar – sentir –actuar, es generadora de confianza.
Si nos trasladamos al ámbito laboral en situación de incertidumbre, la organización deberá generar una cultura de comunicación abierta, oportuna, transparente. En otras palabras, útil y confiable para todos.
Debe proveer espacios destinados al diálogo multinivel, en donde se dedique el tiempo necesario para compartir escenarios, inquietudes, preguntas, requerimientos, críticas y reconocimientos, y que sean planteados de manera libre, sincera y respetuosa.
Brindar atención al contexto emocional y apoyar a las personas para que gestionen sus estados emocionales de manera positiva, será un necesario ejercicio para que puedan replantear sus juicios y expectativas asociados a las situaciones difíciles y, desde esa nueva visión, re-enfocarse en la producción de cara a los objetivos organizacionales.
Si partimos de que la comunicación es un proceso sobre el cual se sustenta la vinculación de los seres humanos consigo mismos y con su entorno, estamos entonces haciendo referencia a un hecho fundamental que está presente a lo largo de nuestra existencia y que sucede independientemente de nuestra voluntad.
Se trata de un proceso vital que juega un rol central en todos nuestros ámbitos y en todo momento. Comunicarse entre personas, supera por mucho el conocido esquema emisor-mensaje-receptor-respuesta, que parece sugerir un camino unidireccional y que no se corresponde con la complejidad de los humanos: seres interpretativos con base en marcos de referencia individuales.
Entre muchos otros, hay un par de aspectos generales que es importante tener en cuenta en cualquier contexto: En primer lugar, el proceso comunicacional requiere preparación: objetivo claro, estructura definida, contenido y medios adecuados al destinatario y al objetivo. Finalmente, validar que el sentido e intención que se quisieron comunicar coinciden con la interpretación del destinatario, es el paso indispensable para que efectivamente haya comunicación.
Por otra parte, en cualquier relación, la congruencia pensar – sentir –actuar, es generadora de confianza.
Si nos trasladamos al ámbito laboral en situación de incertidumbre, la organización deberá generar una cultura de comunicación abierta, oportuna, transparente. En otras palabras, útil y confiable para todos.
Debe proveer espacios destinados al diálogo multinivel, en donde se dedique el tiempo necesario para compartir escenarios, inquietudes, preguntas, requerimientos, críticas y reconocimientos, y que sean planteados de manera libre, sincera y respetuosa.
Algunas características de una buena gerencia de recursos humanos:
- Se hace fuera de la oficina de recursos humanos: en la operación, en los pasillos, en donde “vive” la organización.
- Conoce - porque lo consulta, no porque lo supone -el pensar y el sentir de los integrantes de la organización
- Utiliza ese conocimiento para alinear de manera honesta y congruente las expectativas del negocio y de la gente.
- Genera recomendaciones, productos y servicios, con base en la inclusión abierta y participativa de los involucrados
- Promueve el desarrollo integral de la gente: contar con mejores personas para tener mejores colaboradores, profesionales, gerentes… una mejor sociedad.