El IESA y ANCE harán el foro Economía del Petróleo en la Venezuela Contemporánea

El petróleo ha tenido un papel decisivo en el desarrollo de Venezuela durante los últimos 100 años y esta impronta también explica en buena medida la situación por la cual atraviesa actualmente. Con los ingresos aportados por la exportación de crudos el país pudo modernizarse, construyendo una amplia infraestructura física, financiando la importación de insumos y equipos para montar empresas de todo tipo, y creando los servicios requeridos por las actividades económicas y para una mejor calidad de vida de los venezolanos. A la par, la administración pública adquiría los conocimientos y destrezas para entenderse con el complejo mundo de este negocio transnacional.

El usufructo provechoso de este recurso también propició el aprendizaje del manejo de esta industria, que permitió su exitosa “venezolanización”, reconociéndose a PdVSA como una empresa mundialmente solvente para finales del siglo pasado. Pero el ingreso petrolero significó además un desafío crucial para el desarrollo que el país no siempre supo afrontar. La magnitud de los recursos captados por la exportación de crudos distorsionó la económía, con secuelas adversas en términos de inflación, caída de la inversión, pérdida de competitividad y estancamiento del poder adquisitivo de los salarios. Asimismo, favoreció la conformación de un “PetroEstado”, que asumió una función tutelar, cada vez más intervencionista, que terminó entrabando a la actividad productiva y comercial, en detrimento de las posibilidades de mejora en las condiciones de vida de la población.
 
Los elevados precios del barril de crudo en los mercados mundiales durante los últimos años han sido aprovechados para acentuar el carácter intervencionista del PetroEstado. Ello ha agravado los desequilibrios macroeconómicos y activado un conjunto de distorsiones a nivel micro, relacionadas con políticas severas de control de precios y de regulación de las actividades empresariales. Asimismo, se trastocó la misión corporativa tradicional de Petróleos de Venezuela para ajustarla a los programas particulares del gobierno, comprometiendo su capacidad para generar los ingresos futuros de la nación. La economía venezolana y la gestión pública, en especial, la conducción de programas sociales, se han hecho aun más vulnerables a los avatares que pueda experimentar el ingreso petrolero. Al augurarse el inicio de la fase depresiva del ciclo de negocios petrolero en los mercados mundiales, reflexionar sobre las opciones que enfrenta Venezuela en el manejo de tan importante recurso se torna imperioso.