Francisco Monaldi: “La culpa no es del petróleo”
La dependencia y el mal manejo de los ingresos,
así como la incapacidad de hacer reformas a la economía son las principales
causas de los efectos perversos de la abundancia de recursos naturales. Monaldi, señaló
que los países abundantes pero menos dependientes lo hicieron mejor. “La
experiencia internacional muestra que la abundancia no es el problema, es la
dependencia”, argumentó.
La diferencia reside en las instituciones políticas, económicas y sociales
“La evidencia es muy clara en que si tú
tienes instituciones políticas y económicas sólidas, ser abundantes en recursos
y hasta dependientes no tiene efectos negativos”, insistió el investigador de
la Universidad de Rice. Además, identificó que el reto consiste en construir
esas instituciones, creando las condiciones para que la economía se desenvuelva
en un entorno de reglas de juego claras y estables.
“La maldición consiste en que casi todos los países desperdician la
oportunidad que le brindan los recursos”, apuntó. Así mismo, indicó que tener
petróleo es similar a una lotería, debido a que no es posible saber con
exactitud cuándo va a aumentar o colapsar el precio, generando oportunidades, pero también desafíos
importantes.
El petróleo genera grandes retos al gobierno y al sector privado difíciles de confrontar
El profesor Monaldi, quien también fue
profesor invitado de la Universidad de Harvard, agregó que el petróleo genera retos
de política económica al gobierno y de gerencia al sector privado que dificultan
el crecimiento estable de la economía. En primera instancia esto se manifiesta
en la volatilidad de los precios del petróleo, que es la variable más
importante para una economía dependiente del recurso. “No es claro que ser petrolero cause menos
crecimiento, lo que sí es clarísimo es que hay mucha más volatilidad en las
variables económicas”, argumentó.
Enfatizó que los ciclos de auge y caída abruptos de precios modifican las condiciones muy rápidamente y son poco predecibles, haciendo más complicada la planificación en el largo plazo. Adicionalmente insistió en que manejar las implicaciones políticas y económicas de los auges y caídas hace mucho más inestable el sistema político y social.
Manejar la caída es complicado porque se deben negociar los ajustes
El académico subrayó que Venezuela es un caso dramático en la conducción de las caídas porque nunca retomó la senda de crecimiento luego de la crisis de la década de 1980. El país pasó de contar con el mejor desempeño de América Latina a tener el peor. Venezuela pudo acumular hasta cuatro veces más su capital actual de haber invertido los ingresos petroleros desde 1980, lo que para él representa una gran oportunidad perdida.
Venezuela no aprendió nada del pasado, y además dobló la apuesta
Adicionalmente, el investigador señaló que la incorrecta interpretación de las causas de la caída de la década de 1980 y sus consecuencias, dejó espacio para cometer nuevos errores cuando hubo nuevas oportunidades. En referencia a esto mostró cómo la mejora en los términos de intercambio del país fue descomunal en los últimos años, de hecho, la mejor de América Latina. Apuntó además que el aumento en los ingresos adicionales como proporción del PIB solo fue comparable con el de los exportadores de petróleo de Medio Oriente.
Sin embargo, durante el auge más grande de la historia el país solo se endeudó. “Rara vez pasó que durante un auge un país incrementara su deuda como lo hizo Venezuela en los últimos años”, apuntó el académico. Indicó que Nigeria, un mal ejemplo en términos de manejo económico, acumula una deuda externa pública de 13 mil millones de dólares, mientras que la de Venezuela asciende a más de 120 mil millones de dólares.
El desempeño tuvo que ver con el
mal manejo de la política económica en años de bonanza
El sector público tuvo déficits desde 2006, lo
que presionó el aumento del endeudamiento público aún con el precio del
petróleo alto. Al mismo tiempo, el aumento desproporcionado de las
importaciones y dependencia del precio por caída de la producción petrolera
hicieron cada vez más escasas las divisas, aún en una época de enormes ingresos
petroleros.
Los resultados en términos sociales fueron insostenibles
El
académico argumentó además, que la reducción de la desigualdad en los años de
auge estuvo relacionada con el crecimiento del consumo, sobre todo por parte
del gobierno. “Esto es impresionante porque no solo nos gastamos lo que ingresó
por el boom, sino que nos endeudamos para financiar una fiesta de consumo”,
esbozó. Insistió en que Venezuela fue el país que más recibió en términos de
ingresos, y por lo tanto el que más debió crecer, pero terminó siendo la
economía con el crecimiento más bajo. Finalmente, Venezuela fue el país con el
peor desempeño de la OPEP en 2015.
El petróleo en sí mismo no causa autoritarismo
El profesor Monaldi cuestionó que el petróleo puede favorecer la permanencia en el poder de regímenes autoritarios, pero que la evidencia es clara en que, en América Latina, ha causado más democracia que autoritarismo. “El único período en la historia de Venezuela en que hubo mayor autoritarismo y aumentos en el precio del petróleo fue el período de Chávez”, replicó.
Durante su presentación, el académico mostró cómo el colapso institucional de la democracia venezolana comenzó en la década de 1990, medido por la mayor parte de los indicadores. Sin embargo, el comportamiento político está marcado por ciclos que están altamente relacionados con los ingresos petroleros en Venezuela.
Ciclo rentista-electoral
El investigador mostró cómo los ingresos petroleros, el consumo y la popularidad del presidente Chávez estuvieron altamente relacionados en el último auge. “Hugo Chávez tuvo un mal desempeño en términos de popularidad política, no así en términos de control político, comparado con sus pares de América Latina”, objetó. Añadió que esto no desmerita las habilidades retóricas del fallecido expresidente, sino que es un indicador de cómo dilapidó su capital político al emplearlo en incrementar su control político, moviéndose muy lejos de las preferencias del votante mediano venezolano. “Al incluir el ingente ingreso petrolero durante su mandato, su desempeño es aún menos estelar en términos de la popularidad”, añadió.
A la industria petrolera venezolana le fue muy mal durante el auge
El profesor Monaldi expuso la situación de la industria petrolera, comenzando por insistir en que Venezuela fue el único país con aumento en sus reservas y caída en su producción. Al mismo tiempo, destacó que el colapso de la producción de PDVSA es muchísimo peor visto por sí solo, siendo que las empresas mixtas han logrado incrementarla en los últimos años.
“Aunque los planes tenían metas con algún grado de fantasía, lo natural era haber esperado que la producción petrolera en Venezuela creciera en el período 2004-2014”, puntualizó el académico. Además, insistió en que PDVSA se endeudó sin aumentar la inversión en exploración y producción, destinando la mayor parte de los fondos para satisfacer las demandas del fisco. “PDVSA se endeudó para poder cumplir con las obligaciones de gasto social”, concluyó.
Este año es una preocupación adicional
El profesor del
IESA llamó la atención respecto al colapso de la industria durante lo que va de
2016. “Entre el año 1998 y 2015 la producción petrolera cayó entre 750 y 800
mil barriles, y hay estimaciones que indican que este año la producción puede descender
unos 250 mil barriles por día, un tercio de esa caída”, precisó. Respecto a las perspectivas para el resto del
año, declaró que es posible que la caída en la Faja Petrolífera del Orinoco se
detenga en el segundo semestre del año, pero que persiste gran incertidumbre
respecto al resto del país.
Para Monaldi, los indicadores recientes de la petrolera estatal
venezolana la coloca en niveles comparables con el de las de peor desempeño. “PDVSA
alcanzó a PEMEX en improductividad, en términos de barril producido por
trabajador”, alertó. Además de esto, finalizó objetando que el sector petrolero
venezolano tiene una pésima reputación para los inversionistas extranjeros, lo
que reduce sus posibilidades de recuperación en el corto plazo.
La crisis actual no es producto de ser abundantes en petróleo, ni siquiera de ser dependientes de él
El académico concluyó que la crisis que atraviesa el país es producto del colapso
institucional y las políticas aplicadas durante los últimos 17 años. “A ningún
otro país petrolero le fue ni remotamente tan mal como a Venezuela, ni en el
auge, ni en la caída de los precios”, señaló. A modo de comparación, agregó que
los países petroleros no redujeron su producción en el auge por falta de
inversión, ni destruyeron el sector transable no petrolero. “Muchos no
ahorraron suficiente, pero tampoco se endeudaron masivamente”, recalcó.
Monaldi expresó su preocupación respecto a la apreciación colectiva de
la situación actual, sus causas y las implicaciones que esto pudiera tener en
el futuro. “Estoy preocupado por llegar a interpretaciones simplistas, a creer que
el petróleo es el problema y que no hay que invertir en él. Estoy preocupado
porque volvamos a tener una lectura como sociedad equivocada tal como en los 80´
y los 90´”, insistió.
“Durante muchas décadas fuimos el país petrolero más democrático, con
instituciones más sólidas, con equipos técnicos de primera en la industria, eso
puede volver a ocurrir”, añadió finalmente en una nota de optimismo.