¿Cómo se toman las decisiones intuitivamente?

27 ene 2016 Comparte
De acuerdo con el artículo de los profesores Milko González y Richard Obuchi “La ciencia, el arte y la psicología de decidir”, la intuición se ha puesto de moda recientemente gracias al libro Inteligencia Intuitiva, de Malcom Gladwell, sobre el pensar sin pensar o las decisiones instantáneas.

Los gerentes en ocasiones se ven forzados por la presión, o por los recurrentes cambios del mercado, a  tomar decisiones desde la intuición. Pero, ¿cómo funciona la intuición? La intuición se nutre de experiencias acumuladas para aplicarlas en una situación nueva. Sin embargo, Gladwell considera que si esta técnica no es dominada a totalidad, puede generar amenazas para la organización: crisis, problemas financieros, confusión en los objetivos estratégicos y mucho más.

Especialistas de la Universidad de Texas indican que la intuición no es una cualidad de muchos gerentes, es  una facultad con la que se nace. A continuación los profesores González y Obuchi relatan una serie de consejos para tomar decisiones intuitivamente:

Enfóquese y relájese: concéntrese en una tarea específica con toda intensidad durante cierto tiempo (quién sabe, a lo mejor puede hallar la solución pensando), para darle al cerebro dirección y propósito. Luego relájese caminando por el parque, nadando o echando una siesta, para que el cerebro pueda hacer las asociaciones que tenga a bien realizar y la corteza prefrontal pueda identificarlas y traerlas a la conciencia.

Diversifique su experiencia y sus puntos de vista:
nutra su repertorio de experiencias para alimentar su intuición, de su área profesional y de otras áreas también. Sea curioso, use metáforas, analogías, diferentes puntos de vista y diferentes marcos de referencias.

Reflexione: reflexione antes de aplicar una solución intuitiva, reflexione después de aplicarla, reflexione siempre, si la decisión lo amerita. Recuerde que confiar en la intuición es peligroso. «Audite» sus decisiones y procure extraer las enseñanzas que pueda verbalizar y formalizar.

Vigile sus sesgos: los seres humanos son propensos a sesgos y tendencias inconscientes, como la aversión a las pérdidas y las ilusiones positivas. Estas últimas conducen a excesos de confianza y a pensar que los resultados preferidos tienen mayor probabilidad de ocurrir. Estar conscientes de estos sesgos, y cuando son favorables o no, es una de las principales herramientas para mejorar las decisiones intuitivas.

No actúe de manera impulsiva: la intuición puede distraerle y llevarle a aplicar una regla de decisión basada en pistas que son fáciles de conseguir y procesar. Trate de darse una idea del bosque completo antes de dejarse atrapar por un árbol llamativo.
Sea tolerante con los errores: si toma decisiones intuitivas recurrentemente, no tenga dudas de que se equivocará. Mantenga una relación tolerante con los errores y trate de aprender de ellos.

No se enamore de sus ideas: el filósofo español José Ortega y Gasset puntualizaba que él tenía ideas, las ideas no lo tenían a él. Considere las ideas provisorias y trate de producir más de una como posible solución.

Calíbrese y desarrolle una cultura de aprendizaje: expóngase a patrones exitosos y fallidos, para reconocerlos. Procure realimentación para evaluar sus decisiones. Si no sabe si sus decisiones son exitosas o fallidas, no aprenderá a tomar decisiones intuitivas ni de otro tipo.

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