Japón con otra visión

29 nov 2016 Comparte
Obuchi detalló su visita a la capital japonesa, Tokio, y narró cómo esta ciudad, siendo el área metropolitana más grande del mundo con una población de 35 millones de habitantes, es una urbe con una cultura llena de personas detallistas y tradicionales con costumbres de hace más de 1500 años. 

Durante el conversatorio, el profesor afirmó que es una sociedad con un elevado poder adquisitivo y una firme estabilidad económica, ya que tienen una tasa muy baja de desempleo (1,4%) y un promedio de ingreso por habitante de 36 mil dólares anuales.

Comentó que esta cifra se debe en parte al sistema político japonés, muy distinto al local, pues es regido por un Poder Legislativo representado por un Primer Ministro, elegido por un gabinete ministerial de 14 personas, provenientes de las mejores universidades de Japón.

El docente comparó la cultura venezolana, cambiante y adaptada al día a día, con la japonesa en la que predomina la tradición y antigüedad. "Mientras en nuestro país se hace más notoria la migración de profesionales, en Japón los recién egresados perciben el momento de buscar el primer trabajo como una etapa clave de sus vidas, porque una vez que lo encuentran es probable que trabajen ahí por el resto de su vida, lo que demuestra el compromiso que asumen en torno al trabajo y convivencia", destacó.  
Entre otra de sus anécdotas, contó lo frecuente que era ver niños entre 7 y 9 años yendo solos al colegio en el metro de Tokio, sin importar la particularidad que significa ser la sexta red de metro más compleja del mundo.

Al indagar la razón de la frecuente independencia a temprana edad, uno de sus acompañantes explicó que más que una independencia, era una “dependencia de la comunidad, porque si un niño necesitaría ayuda, alguien lo haría, aunque él no lo solicitara”. Relató que para los nativos el hecho de vivir en comunidad y apoyar a otro es parte innata del ser japonés.

Obuchi resaltó cómo a nivel deportivo el hábito de la responsabilidad y entrega también se desarrolla, específicamente en la vida de los luchadores de sumo. Precisó que para los sumotoris, como también se les llama, más que una disciplina es un compromiso de vida que asumen desde muy jóvenes junto a una comunidad jerárquica, estricta y fácil de reconocer en las calles, en especial por su llamativo volumen corporal.

Mientras que un ser humano promedio ingiere entre 1000 y 2.500 calorías por día, ellos consumen 20.000 calorías diarias para mantener grasa corporal y alcanzar su “peso ideal” entre 100 y 200 kilogramos. En este sentido, Obuchi manifestó que contrario a lo que suele percibirse desde un primer momento, son personas muy amables y simpáticas.

Finalmente, el profesor instó a los asistentes a indagar sobre esta particular cultura,  y los invitó a adoptar hábitos y costumbres positivas de los japoneses que ayuden a actuar en tiempos difíciles como una verdadera comunidad.

Copyright © 2023 IESA. Todos los derechos reservados.
Vektor