Un día a la vez

“Un día a la vez” es la filosofía asociada con el programa Alcohólicos Anónimos (AA). La misma responde a la convicción de que la adicción al licor no tiene cura y en consecuencia, el adicto no gana nada preocupándose por permanecer sobrio por el resto de su vida; por el contrario, el esfuerzo debe centrarse en no consumir el primer trago durante las próximas 24 horas—si no consume el primer trago, es imposible emborracharse.

Un instrumento de ayuda que emplean los miembros de AA, bien cuando piensan en la bebida o cuando tienen que hacer frente a algún evento perturbador que puede provocar una recaída, es la tarjeta “Sólo por hoy” que llevan siempre consigo. Dicha tarjeta es un recordatorio permanente de los propósitos que deben guiar su actuación para lograr la meta de alejarse de la bebida cada día. Algunos de ellos son: pasaré el día sin tratar de resolver todos los problemas de mi vida de una sola vez; me ajustaré a las circunstancias, sin pretender que todo se adapte a mis deseos; tendré un programa a seguir; no tendré miedo.

En la situación actual de Venezuela es inevitable hacer un paralelismo entre la filosofía de AA y el ejercicio de la gerencia. Dada la compleja situación del país, para el gerente venezolano no resulta muy útil preocuparse por contar con una estrategia organizacional tradicional de largo plazo. Como se destaca en el capítulo final del libro Estrategias en tiempos de turbulencia, editado por M. Penfold y R. Vainrub y publicado por Ediciones IESA en 2009, nuestros gerentes más exitosos podrían ser calificados en otras latitudes como “improvisados”, ya mantienen una especie de portafolio de estrategias y reaccionan sobre la marcha ante los cambios del entorno. De hecho, su manera de actuar puede evocar la expresión de aquél célebre personaje de telenovela que sostenía: “Cómo vaya viniendo, vamos viendo”.

En la práctica, estos gerentes venezolanos han ido elaborando su propia versión de una tarjeta, que podríamos titular “Sólo así”, que parecieran tener a mano como recordatorio de lo que se requiere, día a día, para salvaguardar sus organizaciones. Los once capítulos del libro antes mencionado, que analizan la experiencia de las empresas que han conseguido navegar y llegar a buen puerto en medio de la turbulencia, nos indican qué es: flexibilidad para actuar de un modo distinto al usual si las circunstancias lo ameritan; un sistema de alertas tempranas de las amenazas al funcionamiento de la organización; capacidad de recuperación frente a situaciones adversas; desarrollo de redes de contactos; compromiso con la actividad que se realiza; generación de valor para los colaboradores y la sociedad; superación del miedo y el pesimismo.

En la Venezuela de hoy sobran las razones para abandonar, vender o emigrar. Cada una de esas decisiones se traduce en menos empleos, bienes y servicios a disposición de la población, en un deterioro progresivo de la calidad de vida, que está llegando a niveles insospechados. Por esa razón, debemos estimular y sobre todo agradecer a quienes, como en Alcohólicos Anónimos, siguen luchando aunque todo conduzca a pensar que no hay remedio.

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