La política energética de la administración Trump y sus implicaciones para Venezuela

30 ene 2017 Comparte
Las consideraciones políticas que repercuten en materia energética están alineadas a convicciones del partido republicano, a diferencia de, por ejemplo, las que ha expresado Trump con respecto a la política exterior. La visión del America First Energy Plan apuesta por la “Independencia Energética”, Donald Trump plantea: 

  • Reducir las regulaciones que obstaculizan la explotación de los recursos energéticos de EE UU y la burocracia.
  • Apoyar la “revolución de lutitas”, el carbón y la energía nuclear. 
  • Lograr la preeminencia energética de EEUU, como objetivo vinculado a política exterior. 
  • Movilizar fondos para construir infraestructuras para impulsar el desarrollo de reservas de petróleo y gas no explotadas. Con esta medida, pretende que EEUU “no dependa de las decisiones de la OPEP y de otros países hostiles”. 
“EEUU va rumbo a convertirse en un exportador neto de energía”, comentó el Dr. Kenneth Ramírez en el seminario: La política energética de la administración Trump y sus implicaciones para Venezuela, efectuado en las instalaciones del IESA, el pasado 25 de enero de 2017. 

Las agresivas políticas ambientales de la Administración Obama, disminuyeron la importancia relativa del carbón en la matriz energética norteamericana. Es por ello que Trump prometió en su campaña favorecer la producción del mineral; sin embargo, los niveles de demanda a nivel mundial están en caída, sin mencionar que ha de competir con los bajos precios del gas natural. En cuanto a la energía renovable, Trump señala que le parece “excesivamente costosa”; no obstante, se encuentra imposibilitado para anular el esquema de incentivos fiscales para la energía renovable, el cual está vigente hasta el año 2020. 

Uno de los puntos más llamativos en cuanto a las directrices de política energética del presidente Trump ha sido su escepticismo hacia el Cambio Climático. Entre sus promesas de campaña mencionó abandonar el Acuerdo de París y eliminar los aportes al fondo de dicho Acuerdo, suprimir el rol de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés) y dejar expirar en tribunales el Clean Power Plan, el cual tiene como objetivo reducir la emisión de gases de dióxido de carbono en un 30% para el año 2030.  

El Dr. Ramírez supone tres escenarios de relaciones bilaterales que podrían darse entre Estados Unidos con Venezuela: 

      1. Statu quo con tendencia a negligencia:  El gobierno venezolano envía señales de diálogo para aprovechar el pragmatismo de los gobernantes estadounidenses y la repolarización de la región. Por parte de Trump hay un evidente desinterés en la promoción de la democracia y los derechos humanos, pero desea mantener el flujo petrolero desde Venezuela. 

      2. Confrontación: depende la dinámica entre el equipo de Rex Tillerson, el futuro Secretario de Estado, y Nelson Martínez quien recientemente asumió el Ministerio de Petróleo y Minería de Venezuela. El sr. Martínez al haber sido presidente de Citgo ha mantenido una estrecha relación con el sector petrolero norteamericano del cual proviene Tillerson. Otra variante en este escenario radica en la sensibilidad de la administración Trump hacia las violaciones de derechos humanos existentes en el país y los escándalos relacionados al narcotráfico. En esta variante el presidente podría buscar protección en los organismos latinoamericanos usuales (ALBA, CELAC, MNOAL)

      3. Modus vivendi: este escenario plantea a Rusia como el mediador predilecto mediante la relación entre ambos mandatarios con el presidente Vladimir Putin. A su vez, la relación entre el ministro venezolano y el secretario de estados norteamericano podría ser mucho más fructífera mediante un diálogo discreto. Asimismo, el Dr. Kenneth argumenta que la inacción por parte de la MUD en realizar las gestiones necesarias con el Congreso de los Estados Unidos podría ser detrimental para el organismos opositor al no tener algún receptor en la institución norteamericana.

América Latina se ha transformado en un destino clave para la exportación e inversión petrolera de EEUU. Aunque el mercado petrolero estadounidense tiende al autoabastecimiento, Venezuela es su tercer proveedor con 733.000 barriles diarios. El Dr. Kenneth destaca que esta posición ha sido mantenida bajo unas condiciones especialmente dramática para el sector petrolero venezolano considerando la caída en la producción.


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