Estudiantes del IESA visitan comedor de Alimenta la Solidaridad para estudiar su proyecto de sustentabilidad

21 jun 2019 Comparte
Como parte de la materia Emprendimiento Social, impartida por los profesores Edwin Ojeda y Aramis Rodríguez, estudiantes y personal administrativo del Instituto visitaron un comedor de Alimenta la Solidaridad en el sector San Miguel de La Vega y el centro de producción de Sustento en la Hacienda La Vega. Los asistentes evidenciaron cómo funciona un emprendimiento social y una empresa sostenible, conocieron el modelo de negocio de estas dos iniciativas, y por último, analizaron los aprendizajes extraídos de la experiencia.

Alimenta la Solidaridad nació como una iniciativa para mitigar la desnutrición infantil en Venezuela en el año 2016. Roberto Patiño, fundador de Caracas Mi Convive (movimiento social para prevención de la violencia urbana) inició la movilización de las comunidades para abrir comedores en las zonas más precarias del Municipio Libertador. 

Hace un año surgió Sustento, un espacio donde se realizan almuerzos para la venta a domicilio. De lo que se gane por las ventas, se garantizan parte de los recursos para la alimentación de los niños. Además, la iniciativa brinda un trabajo formal a las madres más comprometidas de los comedores.  
La misión del IESA es enfática en formar líderes y gerentes que se sientan responsables del país, con la capacidad de entender las necesidades de su entorno y aporten soluciones que trasciendan de las aulas. Esto es posible cuando se combinan los conocimientos teóricos con el acercamiento a las realidad, conociendo proyectos que hoy aportan soluciones a problemas concretos.
La experiencia comenzó con la visita al comedor, el cual funciona desde hace dos años y medio en la casa de Mariela Vegas y su hija, “la negra”, una de las 43 madres voluntarias de San Miguel y donde reciben a 101 niños de lunes a viernes. Mariela contó cómo ha crecido el comedor y el impacto que este ha tenido en la comunidad: “He notado un cambio en el sector desde que ayudamos a los niños con la alimentación, ahora son más receptivos y están pendientes de las actividades que realizamos”. 

Juan Mejías, quien es estudiante de la maestría en Gerencia Pública y parte del equipo de Alimenta la Solidaridad, explicó que la diferencia de este proyecto con otros programas del mismo tipo, es que promueven y fortalecen las capacidades de la propia comunidad. Esto garantiza la continuidad de los comedores a lo largo del tiempo y la replicabilidad de proyecto en distintas zonas necesitadas. 

Al visitar el centro de producción de Sustento, los asistentes conocieron cómo es la dinámica de trabajo de las madres y un poco de su historia. Actualmente hay 14 madres trabajando para la organización, quienes en su mayoría no contaban con un empleo formal y se dedicaban a ser voluntarias en los comedores.
Un chef comprometido con el cambio social

El chef Stevenson Freites, encargado de formar a las madres y llevar adelante la cocina de Sustento explicó que a la Hacienda llegan las madres que tengan más compromiso con el proyecto, generalmente sin ningún conocimiento en el área. Para él lo que más importa es que tenga deseos de aprender. 

Además, comentó que se siente muy a gusto con la labor que realiza en la organización pues también representó para él un cambio importante en su vida: “Yo tomé el trabajo para estar dos meses, mientras terminaba de arreglar todo para irme del país. Ya pasó un tiempo de eso y no me quiero ir, pues siento un compromiso muy grande; con cada almuerzo que vendemos se le garantiza una comida a un niño.  

El grupo del IESA terminó el día satisfecho con la actividad y contagiado de la pasión y vocación con la que cada una de estas personas realiza su trabajo. Sensibilizar a los estudiantes del IESA, crear vínculos con más personas que deseen ayudar, fueron algunas de las recompensas que dejó la visita.

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