Dr. Carlos Hernández Delfino es nombrado Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia
Una cátedra de historia desde el enfoque de la teoría económica, fue lo que ofreció el Dr. Carlos Hernández Delfino, egresado de la Escuela de Estadísticas y Ciencias Actuariales de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Master of Science en Econometría y Economía Matemática, The London School of Economics, durante su discurso de orden en el acto de juramentación como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, sesión solemne realizada el pasado 17 de julio en el Palacio de las Academias, con la asistencia de familiares, amigos y colegas, y ante el discurso de contestación de la Numeraria Dra. María Elena González Deluca.
El Dr. Hernández Delfino, quien es profesor en varias universidades del país y miembro del Consejo Directivo del IESA, así como consejero y asesor de su Junta Ejecutiva, y ahora numerario en el sillón marcado con la letra M, que pertenecía al Dr. Manuel Rodríguez Campos, presentó en el Paraninfo un análisis de tres episodios del pasado, como ejemplos ilustrativos de lo valioso que puede ser examinar los hechos, aplicando análisis cuantitativo y evidencias documentales, con un acercamiento al tema contrafactual.
Con una narrativa muy exhaustiva de los acontecimientos, el nuevo Individuo de Número de la Academia de la Historia hizo que los presentes viajáramos en el tiempo a tres momentos claves de Venezuela: 1) La emisión de la Confederación de Venezuela en 1811: ¿dinero o deuda?; 2) El bloque de las costas venezolanas en 1902: la verificación de una hipótesis; y 3) El pago total de la deuda pública en 1930: una visita a la teoría de la reputación y al análisis contrafactual.
Hurgando en las hipótesis y los hechos de 3 casos de nuestra historia
Sobre la emisión de la Confederación de Venezuela en 1811: ¿dinero o deuda?, el orador de orden concluyó con que el papel moneda emitido en ese momento no cumplió el objetivo de ser considerado dinero en los estándares de aquellos tiempos, lo que significó que no poseía el máximo valor de intercambio, sino una emisión monetaria que terminó siendo en realidad una operación de endeudamiento público.
En el caso del bloqueo a las costas venezolanas en 1902, el Dr. Hernández Delfino puso sobre la mesa la hipótesis inicial de que las potencias acreedoras emplearon su poderío militar para hacer cumplir a las naciones deudoras sus obligaciones financieras. El análisis cuantitativo de los hechos reveló la existencia de una asociación estadística positiva entre las disputas militares interestatales y el incumplimiento de pagos de la deuda en ciertos países, incluida Venezuela, pero el estudio complementario de las fuentes documentales no permite sostener que existió una relación de causalidad. Las agresiones típicas de los tiempos en que se aplicó la diplomacia de los cañones respondieron a una multiplicidad de causas dentro de las cuales el cobro compulsivo de deudas financieras no ocupó un lugar predominante.
En tercer lugar, con relación al pago total de la deuda pública en 1930, el orador ofreció una visita a la Teoría de la Reputación y al análisis contrafactual, argumentando que las causas que explican esa decisión no se encuentran en la aproximación que ha hecho hacia esa teoría, sino que deben encontrarse más bien en las convicciones instaladas en Juan Vicente Gómez, para quien la disciplina de la solvencia revestía importancia crucial. El análisis del Dr. Hernández Delfino refiere el juicio generalmente aceptado de que el pago de una sola vez del saldo total de la deuda fue un uso innecesario e improductivo de los ahorros públicos. “Ese razonamiento supone, implícitamente, la posibilidad de haber aplicado esos recursos a atender las ingentes necesidades de los venezolanos”.
Sin embargo, en cuenta de la considerable acumulación de ahorros públicos el orador reflexiona preguntándose: “¿cuáles hubiesen sido las consecuencias socialmente productivas de aplicar las holgadas reservas de tesorería a la satisfacción de las necesidades de educación, salubridad y servicios públicos de la población? Sin entrar en el fondo de esta compleja materia, hizo un recuento de algunos indicadores que para la época dibujaban un panorama precario desde el punto de vista social como lo era, por ejemplo, que el 61% de la población venezolana mayor de 15 años era analfabeta en 1936 y más de 60% de los niños en edad escolar no asistían a los planteles, sumándose a ello que la expectativa de vida del venezolano al nacer era solamente de 38 años.
Refirió Hernández Delfino un postulado del profesor John Hicks que atribuye a la Historia Económica la función de servir de foro para que historiadores, economistas, politólogos, abogados y sociólogos puedan integrarse e intercambiar ideas en la búsqueda de conocimientos, explicaciones y, agregó, una mayor penetración en los hechos y procesos de la historia económica venezolana.
Agradecimientos por la distinción de ser numerario de la historia
Carlos Hernández Delfino recalcó un sentido agradecimiento hacia los numerarios que presentaron su nombre a la consideración de la Junta General: Inés Quintero Montiel, Carole Leal Curiel y Manuel Donís Ríos, al igual que a los miembros de la Junta General quienes por unanimidad le honraron con sus votos.
También agradeció a la Dra. María Elena González Deluca por haber aceptado la contestación al discurso. Agradeció a la profesora Ruth Rodríguez, hija del Dr. Rodríguez Campos, sus esclarecedoras explicaciones y haberle permitido el acceso a la biblioteca de su padre, así como agradeció al historiador Gustavo Vaamonde, de quien recibió interesantes comentarios de su relación personal y profesional con el Dr. Rodríguez Campos.
Agradeció a las instituciones con las cuales está vinculado en la actualidad: el grupo Bancaribe, la Academia Nacional de Ciencias Económicas, el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), la Cámara de Comercio de Caracas, la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Universidad de Los Andes (ULA), la Universidad Metropolitana (UNIMET) y la Universidad Monteávila, al tiempo que destacó muy especialmente la gratitud a su familia.