Llegó la hora de la sostenibilidad y el liderazgo responsable

19 may 2021 Comparte

Si la sostenibilidad fuese una persona, podríamos decir, que llegó el momento de arremangarse para la acción. Así lo entendió el IESA, y por ello presentó el Centro Internacional de Sostenibilidad y Liderazgo Responsable, con sede en la Ciudad del Saber en Panamá. No lo hace solo, sino con aliados de primera línea como Sistema B Centro América, Dividendo Voluntario para la Comunidad, Sumarse, Pacto Global Panamá y Estratego. El propósito es claro: potenciar el conocimiento como elemento transformador del mundo, en un espacio de mayor bienestar económico, social y ambiental para todos.

José Ramón Padilla, director del IESA Panamá y coordinador del nuevo centro lo dijo durante el lanzamiento “queremos ir más lejos, profundizando el trabajo realizado y articulando esfuerzos”. Se refirió a los ejes estratégicos del centro que será la investigación sobre negocios sostenibles, empresas regenerativas, negocios inclusivos, innovación social, liderazgo responsable, empresas de triple impacto, transición energética o cambio climático.

Gustavo Roosen, presidente del IESA, explicó que la creación de este centro internacional atiende “la creciente importancia de la vinculación que la empresa socialmente responsable debe tener con la sostenibilidad del ambiente del entorno donde opera, en el sentido de trabajar con empresas de economía circular y negocios inclusivos, ver los aspectos de ahorro energético lo cual es muy reconocido por sus públicos de interés”.

¿Cuál es el rol del liderazgo en todo esto de la sostenibilidad? Stanley Motta, presidente de Sumarse, planteó que el liderazgo hacia el futuro será totalmente distinto. “Pensará más allá de lo que pasa en las cuatro paredes del negocio, y verá qué pasa con su entorno. El liderazgo debe tener enfoque de responsabilidad con el planeta es parte de una responsabilidad de todos”, explicó.

Por su parte, Jorge Arosemena, presidente ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber, citó al científico panameño Dr. Rodrigo Tarté Ponce, quien soñaba con el día que no tuviera que decir desarrollo sostenible porque “si no es sostenible no es desarrollo. Si no están garantizadas las condiciones de continuidad no es sostenible y no es desarrollo. No cabe duda que este es el gran compromiso: formar distinguidos profesionales que tengan un claro compromiso con el ambiente”, señaló.

 

Puedes ver el video completo de la presentación AQUÍ 

 

Los nuevos horizontes de la sostenibilidad: las empresas regenerativas

¿Por qué ocuparse de la sostenibilidad? Nunzia Auletta, directora de Desarrollo IESA, mencionó que la agenda de diecisiete puntos de desarrollo sustentable propuesta por la ONU son la base de un menú común para todos los actores involucrados en el tema. Al mismo tiempo los académicos nos hemos ocupado de registrar como ha sido la evolución del concepto de responsabilidad social que se acuñó inicialmente como conciencia social y filantropía, hasta llegar al concepto actual de generar y entregar valor en el largo plazo en términos financieros, sociales, ambientales y éticos.

“Ya no hay dudas que la sostenibilidad puede estar en el core business de las empresas. No es algo deseable e independiente, sino que es un buen negocio. Un dato interesante es que registra el estudio de Kpmg según el cual del top 100 de las empresas en 52 países, el 96 por ciento genera reportes sobre sostenibilidad, y en América Latina, es del 87 por ciento”, explicó Nunzia.

Rosa Amelia González, profesora del Centro de Políticas Públicas del IESA, en el preámbulo del conversatorio con Andreas Eke, director y cofundador de Futuro Forestal, Empresa B, mencionó el esfuerzo que ha hecho el instituto basado en 18 años de experiencia adquirido en la labor de investigación llevada a cabo a través de la red Sekn liderada por James Austin y sin dudas generó casos pedagógicos e investigación de diversa índole.

Rosa Amelia aclara el concepto de empresas regenerativas, el cual es evolución dos anteriores: la empresa responsable que se ocupaba de mitigar o remediar la degradación social y ambiental que se podría estar generando, y la empresa sostenible que preserva y reduce impactos, así como gestiona los sistemas socio-ecológicos. Las regenerativas son un modelo “emergente y ambicioso, porque se crean condiciones para que resurja la vida. Ahora bien, surge la pregunta de investigación ¿cómo contribuyen estas empresas a regenerar los ecosistemas socio-ecológicos, aumentando la resiliencia y la prosperidad en la región?”, apunta. Obviamente el propósito es documentar los procesos de manera que se puedan replicar en diferentes países.

La empresa Futuro Forestal, dirigida por Andreas Eke, será parte de un caso de estudio elaborado por el IESA. Esta empresa basada en sistema B ha sido capaz de reforestar más de 1000 hectáreas entre Panamá y Nicaragua y a la vez ha creado instrumentos financieros que han permitido que inversores europeos participen del proyecto obteniendo rentabilidad.

A  continuación un extracto de este conversatorio que se encuentra disponible en el canal de Youtube del Iesa, y que permite aclarar de manera práctica el modelo de empresa regenerativa.

- Rosa Amelia González (RAG): ¿Cómo el modelo regenerativo de Futuro Forestal procura las condiciones de vida para los sistemas socio-ecológicos?

- Andreas Eke: El mundo necesita algo más. Hemos creado un modelo de bosque que funciona en el suelo del trópico y a la vez produce los servicios ambientales que la sociedad requiere y genera ganancias para quienes lo financian. La idea es mezclar conceptos de selva y plantaciones. Por un lado, la selva es un sistema estable (60 millones de años de evolución no puede equivocarse). Por otro lado, creamos las plantaciones productivas. La imagen del péndulo nos ayuda a entender mejor: vamos de la alta diversidad a la diversidad baja, pero con alta producción. La naturaleza es compleja y hemos extraído de ella lo que necesitamos. Por ejemplo, del bosque hemos extraído la madera que necesitamos y hemos creado monocultivos con enorme productividad.

Se nos presentan las preguntas: ¿cómo podemos producir mucho? ¿cómo podemos recuperar los suelos? ¿cómo podemos recuperar la capacidad hídrica? Acá aplicamos el concepto de internalización de externalidades positivas, que nos permite aprovechar las bondades del bosque y devolverle a este lo que nos está dando.

- Nunzia Auletta (NA):  ¿Cómo Futuro Forestal encuentra un modelo escalable y atractivo?

- Andreas Eke: Creo firmemente que todas las empresas pueden ser sociales en alguna etapa de su desarrollo. Necesitamos el dinero para financiar. Hemos desarrollado diversos modelos de negocio. Por ejemplo, el family forest, en el que tenemos 10 o 15 años creando bosques para familias. Esto se ha visto mucho en Europa donde hemos conocido familias aristócratas dueñas de bosques por más de 575 años. Otro es un modelo de inversión democrático y que da apertura al acceso a las inversiones forestales basado en las cooperativas, mediante las cuales la gente compra una o varias acciones y cada acción crea 500 m2 de bosque. Hoy son más de 500 miembros y pasamos la inversión de los US$ 11 mil millones basados en pequeños aportes. De este modo, le estamos dando una herramienta de real acción a los ciudadanos. Por último hay el modelo institucional mediante el cual creamos una empresa holding basada en modelos tradicionales que han dado resultado en Europa. La idea es que una empresa reúna a personas que inviertan en ella, son dueños del bosque y de la tierra, y a la vez es accionista de la empresa que lo maneja. En realidad son empresas integradas con el mismo activo de la inversión. Aspiramos que muchos se animen a formar modelos parecidos para tener competencia porque necesitamos mucho, mucho, mucho bosque.

- NA: Háblanos de los resultados obtenidos en términos de productividad

- Andreas Eke: Mucha gente cree que el inversionista busca la más alta ganancia. La realidad es que busca la mejor relación entre ganancia y riesgo. Lo que está cambiando es el concepto de internalización de externalidades positivas que nos permite explicar, por ejemplo, como la absorción de CO2 que tiene un un costo de US$ 5 por cada tonelada (dato aproximado) en el mercado de compensación representa un 10 por ciento del capital requerido para crear un bosque. Imagina que esa tonelada de CO2 llegase a costar US$ 50, el bosque se crea gratuitamente. Con base a esto, ya hay inversionistas que dicen que ese costo de US$ 5-7 en 15 años será de US$ 100 y suena bastante interesante. Esa captación de carbono no es algo que se pueda decidir hoy a través de un proyecto, el bosque hay que crearlo. Es un proceso lento, requiere que nos adelantemos, y los primeros que lo hagan van a estar muy adelantados. Del lado del riesgo, hay muchos proyectos forestales muy bien intencionados sin éxito. Por ejemplo, un inversionista suizo que quiso hacer una inversión en Panamá y creo una empresa en el canal y plantó una especie que no es productiva allí. No es fácil. Este fracaso se ocasionó porque se hizo algo diferente a lo que la naturaleza haría. Nos plantemos visionar todo lo que la humanidad tendría que hacer en el largo plazo para su infraestructura natural, para crear vida y civilización a largo plazo en la tierra. El ser humano define el futuro del mundo y esa responsabilidad la tenemos que asumir y modular en forma responsable usando los mismos mecanismos que la naturaleza está usando sin caer en un romanticismo porque está el componente de la ganancia que tenemos que garantizar y a la naturaleza no le interesaba la ganancia. Nos atrevemos a mezclar esos dos conceptos y llegar a proyectos reconstructivos en todos los ramos de la economía.

- RAG: Hay una arista de tu modelo que es la relación entre las comunidades autóctonas porque hay una creencia o convicción de la literatura que nos hace pensar que ese conocimiento viene de esas comunidades ancestrales que viven allí. Nos has explicado que en Panamá no ha sido así. ¿Podrás compartir esa experiencia de cómo la empresa está ayudando a las comunidades a recuperar esa experticia sobre la naturaleza?

- Andreas Eke: Eso responde a una realidad panameña. Tenemos una brecha social muy marcada y esto causa muchos problemas. Sobre las comunidades indígenas, cualquier persona con cualquier cultura aprende de otras. Siempre he estado del lado de las comunidades, preguntando y hablando. Hay muchas instituciones que no lo han hecho, no escucharon y fueron sacadas de los proyectos. Hay que escuchar. Siempre hay un romanticismo indigenista según el cual son los que saben todo y la realidad es que no es así. La realidad es que todos juntos podemos encontrar el camino aportando ideas. Seguramente hay un componente político-ideológico en todo esto. Me motiva crear modelos sociales dentro del capitalismo porque es el más productivo y el que más derechos ha reservado, aunque algunos no lo crean. Muchos indígenas tienen una filosofía de los años setenta pero hay una nueva generación que sabe que necesita recuperar el bosque para salvaguardar su cultura y las empresas saben cómo se reforesta y los pueden ayudar. Hay una riqueza en los aportes mutuos. 80 por ciento de los bosques en el trópico están en territorio indígena. La forma de colaborar con los indígenas va a salvar los bosques o no. 


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